Hoy he tenido el placer de conocer una persona colombiana que está viviendo en Barcelona. Cuando le he preguntado qué es lo que más le llamó la atención al llegar a esta magnífica ciudad, me ha contestado que le parecía increíble que hubiese un "día de los trastos" asignado por barrios en Barcelona, para que la gente pueda dejar sus muebles viejos en la puerta y pase un camión para tirarlos a la basura. Al ser una respuesta un poco atípica, me he quedado parado, pero enseguida le he contestado: "Sí, la verdad es que este sistema funciona y está bastante bien organizado y además la gran mayoría de los ciudadanos lo respeta". Él enseguida se ha dado cuenta de que no le había entendido y me dice, "no no no, me refiero que acá ustedes tiran los muebles, se van a IKEA y se compran nuevos pensando que son baratos. En donde vivo jamás se tira un mueble, los arreglamos una y otra vez, van de casa en casa y viajan con nosotros si es necesario, pero tirarlos jamás! y acá... ¡tienen un día para cada barrio todas las semanas!"
Como dirían algunos: "¡tocado y hundido!"
Luego hablando acerca del consumo responsable ha hecho la siguiente valoración: "El verdadero consumo responsable es el de no consumir, y en donde vivo somos consumidores responsables por necesidad. No podemos permitirnos cambiar los muebles, la ropa del armario, y consumir indiscriminadamente..."
Y aquí está nuestro reto y nuestra responsabilidad: Ser consumidores responsables por sostenibilidad y no por necesidad como pasa en otros países. Debemos buscar motivos racionales y emocionales que nos lleven hacia otro modelo de consumo. El actual ya ha caducado. Y todos lo sabemos aunque no lo reconocemos.
No sé qué os parecerá esta anécdota a vosotros, pero a mi desde luego me ha provocado una profunda reflexión.
Roberto